MEDIAMEDICS MÉXICO

lunes, 23 de enero de 2012

LAS DIETAS MILAGROSAS Y SUS CONSECUENCIAS

       Hay algo peor que comer mucho o tener unos kilos de más: las “dietas milagro”. No se puede perder en dos días lo que se ha ganado en varios meses o años: va en contra de toda lógica y de la naturaleza misma.
       Las dietas muy restrictivas, basadas en la ingestión de un solo alimento o en la disociación rompen nuestro equilibrio interno y pueden poner en grave riesgo nuestra salud… Y no es para menos: durante “X” días nos alimentamos poco y exclusivamente de uno o varios alimentos, lo que supone un déficit muy grave de los nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar correctamente.

       Pero el cuerpo, que es muy sabio, nos pasa factura en poco tiempo: cansancio, dolor de cabeza, insomnio, cabello quebradizo, uñas débiles, piel apagada, nerviosismo, mal humor, etc. Si la dieta se mantiene durante un periodo más largo de tiempo, los problemas pueden ser mayores: envejecimiento prematuro, anemia, desarreglos hormonales, mal funcionamiento de los riñones, trastornos de la alimentación, alteraciones estomacales…

      Y lo más frustrante: rápidamente se recuperan los kilos perdidos.    La explicación es muy sencilla, la pérdida de peso se debe sobre todo a la pérdida de líquidos y glucógeno en lugar de grasa. En consecuencia, al volver a la dieta habitual, aunque se coma poco, nuestro cuerpo asimila muy rápidamente todo aquello de lo que se le ha privado. En una dieta muy restrictiva, el metabolismo baja y llega a reducirse tanto que cualquier migaja engorda y no hay forma de adelgazar.

      Respecto a los “productos milagro” (pastillas, cremas, infusiones, preparados…), son tan engañosos y perjudiciales como las dietas rápidas. No hay nada que permita perder peso como por arte de magia, aparte de una dieta adecuada a las características de cada persona y el ejercicio.

      Para perder peso de una forma eficaz y duradera, no hay más remedio que seguir una dieta hipocalórica individualizada y elaborada por un especialista (endocrino o nutricionista). La dieta debe ser equilibrada y contener todos los alimentos necesarios para el organismo, reduciendo el consumo de grasas y azúcares innecesarios. Y, por supuesto, se necesita tiempo.

      Pero lo más importante es que esa dieta nos conduzca hacia unos hábitos alimenticios sanos de por vida. Si esto no se modifica, ninguna dieta nos hará adelgazar y seremos víctimas del efecto “yo-yo” y de una mala salud general. Si a unos buenos hábitos alimenticios sumamos algo de ejercicio, el éxito para nuestra figura y nuestra salud estará asegurado.

1 comentario:

  1. Interesante!
    Por lo general recurro a dietas rápidas para eventualidades o para casos particulares como trastornos intestinales y demás.
    La verdad que aique ponerle voluntad, pues es fácil romper rutinas :S y mas cuando en tu entorno te tientan con exquisiteses jeje

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